Clase Nimitz

Nos hemos colado en un portaaviones norteamericano, una ciudad flotante en la que habitan miles de personas a las que une un trabajo en común.

Si el arcoiris se compone de colores la cubierta de vuelo es su prisma, una multitud colorida que corretea de un lado para otro en un caos medido de precisión. Cada color un rol, una función, porque todos los colores son iguales a los ojos de Dios pero no a los ojos de la Navy.

Volaremos en un caza naval y bombardearemos nuestro objetivo, sin acritud pero con la precisión y el ritmo de los The Chemical Brothers.

Todo un placer.