"Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero ,di que he muerto".
Estas palabras son del inmortal Don Cosme Damián Churruca y Elorza, uno de esos vascos de casta, de cuando un vasco era capaz de batirse en duelo si alguien ofendía a España, de esos vascos que como D. Blas de Lezo y Olavarrieta dominaron los mares para su patria.
Pero a lo que íbamos, el brigadier Churruca murió como Nelson en la Batalla de Trafalgar y como él, en ella fue inmortal y su espíritu marcó a la Armada española.
Este hombre con el simple gesto de ordenar clavar la bandera de España para que el buque no pudiera ser rendido convirtió a sus hombres en leones y aguantaron en el San Juan Nepomuceno el ataque simultáneo de seis navíos de línea ingleses.
Solo se rindió el buque español cuando la tripulación había sido prácticamente aniquilada y Don Cosme muerto, pero el San Juan Nepomuceno no se quiso hundir porque el destino le reservaba un último honor a Don Cosme y a sus hombres, y los ingleses así lo entendieron.
El navío fue presa de guerra y se llevó a Gibraltar donde se cerró el camarote del Brigadier, en su puerta se puso su nombre con letras de oro y todo el que quisiera visitarlo debía de descubrirse la cabeza antes de entrar, el ascendido Almirante Churruca estaba dentro para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario