"Cuando nadie me ve
puedo ser o no ser"
Así dice el estribillo de una conocida canción de Alejandro Sanz, en realidad es una de esas canciones de amor desamor que nos tocan la fibra sensible pero tiene un punto de reflexión más que adecuado para el tema de hoy, la soledad.
En la ausencia de compañía se obtiene algo que hoy en día es cada vez más difícil de conseguir, intimidad, la gente tiende a estar sola o mejor dicho, a sentirse sola lo que lleva a la tristeza pero la intimidad, la ausencia de miradas indiscretas nos suele provocar el efecto contrario, nos hace sentir libres, desde el alto ejecutivo que en la soledad de su despacho se urga la nariz con el dedo hasta el adolescente novato que aprovecha la ausencia paterna para pasearse desnudo por la casa.
Todo se resume en lo mismo, el placer de no ser observado y, por tanto, estar completamente desinhibido, pero algunas veces esa sensación es falsa porque el voyeurismo está de moda en las FAS.
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