La historia de España es una historia de guerras y batallas, este país formó uno de los más grandes imperios que ha visto la humanidad, la "España donde no se pone el sol" y lo hizo con grandes victorias militares.
Pese a esto, el carácter español prefiere recordar las grandes derrotas a las grandes victorias, así a cualquier español le cuesta recordar alguna victoria pero te puede recitar los desastres de nuestros ejércitos sin esfuerzo, "La Armada Invencible" te dirá, "Trafalgar" recordará, "Annual", "Santiago de Cuba", "Rocroi" responderán los más leídos, así somos, así es España.
Pero ojo, si este país tiene algo curioso es que como los toros con encaste se crece ante el castigo, cuando es necesario es capaz de sacar el músculo y hacer de la más dura derrota una lección inolvidable, algo que hace crecer por siempre la leyenda de los perdedores, repasemos "Yo no envié a luchar a mis naves contra los elementos", D. Cosme Damián Churruca ordenando clavar la bandera en el Nepomuceno (España no se rinde), el "Desembarco de Alhucemas" hijo póstumo de los de Annual, misa y !Viva España! antes se salir tranquilamente a morir en Santiago y por fin el conocimiento de los Tercios Invencibles españoles durante más de doscientos años por el gran público.
Pero entre todas las derrotas hay una que ha marcado y marcará para siempre a España, la inmortal Numancia, todo el Imperio romano incapaz de dominar una pequeña población que "resiste ahora y siempre al invasor" como nuestros conocidos amigos de Uderzo y Goscinny.
Tras 18 años de lucha contra Numancia, 60.000 soldados romanos y un asedio de quince meses fueron precisos para derrotar a un grupo de indígenas de no más de 4.000 guerreros y 6.000 ancianos, mujeres y niños.
La democracia a España no llegó con la I República Española como muchos creen, no, llegó con Numancia, con unos habitantes que en asamblea y por mayoría decidieron como querían vivir y como querían morir. Eso es libertad, eso es España.
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