Que la política internacional lleva un largo periodo sumida en un proceso de recalibración de fuerzas es un hecho por todos conocido, los bloques se reajustan buscando un nuevo punto de equilibrio, un punto que podríamos definir como óptimo paretiano de la política en base a sus fuerzas económicas, pues no se ha de perder de vista que la subsistencia de los antiguos gigantes se ha fundamentado en nuevos sistemas económicos de corte occidental.
Esta reflexión surge del cada día más claro y potente pulso que Rusia ha volcado sobre occidente, si bien es cierto que el gigante euroasiático se ha visto presionado por un abandono irrefrenable de los países de su área de influencia.
Grandes maniobras militares en aguas occidentales por excelencia, recuperación de programas olvidados desde la guerra fría, amenazas de intervención militar de Kosovo, esas son las bravuconadas de nuestro querido David pero, ¿y que hace Goliat?
Goliat se despereza y se ciega en guerras de difícil victoria mientras lanza un mensaje claro y alto al mundo, tan alto como 247 Km a los que ha destruido un satélite espía propio, el escudo antimisiles funciona y podemos dejar tuerto a David de una pedrada ha dicho, David se lame las heridas y busca infundir respeto mientras se pregunta cuando le robó Goliat su preciada honda.
¿Cual será el próximo paso?
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