El pasado 26 de febrero la historia se llenó de música, por primera vez dos países en guerra legalmente aparcaron sus diferencias para un concierto histórico.
La Orquesta Filarmónica de Nueva York dio un magnífico concierto en Pyongyang, algo nunca visto, y lo que es más raro todavía es que una delegación más que numerosa de occidentales visitaron la ciudad norcoreana y disfrutaron de la hospitalidad asiática.
Esperemos que solo sea el primer paso de un largo camino y para celebrarlo algo único, el himno norteamericano en el corazón del gran bastión comunista.
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