La presencia de mujeres en los ejércitos no es algo nuevo ni mucho menos.
En la antigüedad la presencia de la mujer era algo normal ya que se desplazaban grandes masas de soldados, 20 ó 30 mil hombres en campaña era algo relativamente normal y muchas veces arrastraban con ellos todo tipo de necesidades y esto incluía a la mujer. Incluso las leyendas hablan de mujeres guerreras, las amazonas son el mejor ejemplo, una nación de guerreras en los confines de la tierra, la pregunta es ¿son solo mitología?
Pues no, las amazonas eran reales, tan reales que en 2.003 la Dra. Jeannine Davis-Kimball encontró una tumba en la que estaban enterradas mujeres guerreras de una tribu escita y la Universidad de Cambridge verificó los lazos genéticos de estas guerreras con los kazajos, lo que demostraba la gran amplitud de sus viajes, campañas y conquistas dejando rastros desde la Europa oriental de Polonia y Ucrania a la región Siberiana de Altai, pasando Kazajstán.
En resumen, las amazonas se pueden considerar como la idealización griega de las mujeres escitas originarias de Asia central, pueblo bárbaro proveniente de la cuenca del Volga, que avanzó en Europa del este hacia el año 7.000 antes de Cristo.
Hoy, 90 siglos más tarde de la llegada de los escitas a Europa, tenemos nuestras propias Amazonas.
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