A UNA CALAVERA DE MUJER
Esta cabeza, cuando viva, tuvo
sobre la arquitectura de estos huesos
carne y cabellos, por quien fueron presos
los ojos que mirándola detuvo.
Aquí la rosa de la boca estuvo,
marchita ya con tan helados besos;
aquí los ojos, de esmeralda impresos,
color que tantas almas entretuvo;
aquí la estimativa, en quien tenía
el principio de todo movimiento;
aquí de las potencias la armonía.
¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!
En donde tanta presunción vivía
desprecian los gusanos aposento.
Lope de Vega.
Y es que el Esmeralda tiene una trágica historia en sus cuadernas, la historia de los torturados por la dictadura Chilena, la historia de demasiadas naciones y pueblos. No merece tan bello buque este triste recuerdo.
Quedémonos con el reflejo de esta piedra preciosa que brilla como un espejo reflejando a su español gemelo, el Juan Sebastián de Elcano.
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