Desde que el hombre es hombre ha sentido la imperiosa necesidad de partirle la crisma a su vecino de choza, y el vecino sintió la necesidad de que no se la partiesen, así las cosas estos buenos amigos comenzaron a investigar la forma de evitar daños importantes en sus cráneos, surgiendo así el casco.
Más tarde y a la vista de que era imposible abrir las cabezas ajenas a nuevas ideas se optó por técnicas más punzantes, lo que dio lugar a las armaduras para contrarrestarlas y así llegamos al día de hoy, en el que como no hemos encontrado nada mejor que hacer que matarnos entre nosotros tenemos que desarrollar nuevas y más sofisticadas armaduras.
Hoy presentamos el último grito en tecnología, la armadura líquida. Ver para creer.
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