A toro pasado es una expresión muy española que viene a significar "hacer algo cuando ya ha pasado la dificultad", pues bien, hoy podemos valorar a todo pasado el poder real del antiguo Ejército Rojo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como algo más teórico que operativo.
Era un ejército magnífico en tamaño y poderío pero tenía unos pies de barro que lo hacían difícilmente equiparable a las fuerzas occidentales a nivel tecnológico. ¿Cómo suplían esto?, pues quizás con mejores ingenieros, capaces de obtener resultados similares a los occidentales con herramientas más rudimentarias y grandes restricciones técnicas y económicas, pero el objetivo era otro, un gran decorado que tapase todos los problemas y mostrase una vitalidad propia de un joven rico que no se correspondía a un viejo arruinado.
Viajemos en el tiempo hasta 1984, donde veremos junto a Konstantin Ustinovich Chernenko a las tropas Soviéticas desfilar en el 67 aniversario de la Revolución Rusa, la fecha no está elegida al azar, un año más tarde ese mismo desfile lo presidía otro hombre, Mijaíl Serguéyevich Gorbachov, era el principio del fin.
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