martes, enero 02, 2007

El corazón de una flota

Todas las marinas del mundo tienen una aspiración final cuando se trata de construcción naval, el portaaviones. Y es que no existe un solo almirante de carrera o de salón que no desee tener en sus filas uno de estos gigantes del mar.

Pocas son las naciones elegidas para formar parte de este selectísimo grupo, un club elitista por sus propios requerimientos que puede llegar a absorber buena parte del presupuesto naval si no se actúa con la cabeza requerida, pero dentro de este club existe otro más selecto si cabe, el club nuclear, en el que los socios pueden mostrar orgullosos los más grandes ejemplos de poder naval del siglo XX y principios del XXI.

Dentro de este exquisito grupo solo encontramos dos socios en activo, los todopoderosos USA y la persistente Francia, que reclama para si la supremacía de los mares europeos.

Nos acercamos al controvertido Charles De Gaulle para conocer de primera mano como se opera desde esta "rara avis" de los mares el binomio portaaviones - Rafale.


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