Hace un par de días pudimos leer en la prensa como un "aficionado" al ciclismo atacó en el Tour de Francia a un grupo de corredores con un arma de aire comprimido, el resultado fue de pequeñas heridas por balines que no dejan de ser dolorosas o molestas.
El verdadero peligro de estos artefactos de recreo es la posibilidad de alcanzar en un ojo a alguien ya que tienen la suficiente fuerza de penetración como para vaciar una cuenca ocular.
Pues bien, he localizado el arma de aire comprimido definitiva, el objeto de deseo de cualquier aficionado al ciclismo, la posibilidad de batir a toda la serpiente multicolor en un hecho propio de hazañas bélicas.
Pasen y vean.
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