La primera vez que Alejandro Magno se enfrentó a los Persas resultó una obra de arte, una carnicería humana elevada al estatus de épica genialidad, artesanía de la muerte, alegoría de hombres que quieren ser dioses pintando con sangre.
Los aplastó con determinación y movimientos calculados al detalle.
El vídeo lo muestra, la enciclopedia lo detalla.
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