El Reino Unido soñó con disponer del portaaviones más moderno y capaz de Europa, una bestia de más de 60.000 toneladas capaz de desplegar una potentísima ala aérea embarcada y que devolvería a las islas la supremacía de los mares en el viejo continente.
Para asegurarse de que eso sucedería decidieron construir no uno sino dos de esos magníficos buques... pero el sueño se convirtió en pesadilla de la mano de unos ya lejanos bonos basura.
Los recortes presupuestarios del Ministerio de Defensa británico ponen en entredicho los planes futuros de la Royal Navy hasta el punto de recortar la flota de forma importante, tan importante como la posibilidad de vender uno de esos flamantes portaaviones o de deshacerse de su flota de aviones en espera de mejores tiempos. Lo dicho, una verdadera pesadilla.
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