Japón es una tierra maravillosamente extraña a los ojos de un occidental. Todo en ella parece estar envuelto en un misticismo etéreo y curiosamente filosófico, y ahora también futurista y metódicamente tradicional.
Pero Japón es quizás la tierra del guerrero por excelencia, la casa del honor bajo una concepción del mismo extraña e irreconocible para nosotros, donde el Bushido tomó forma y la casta samurai hizo de lo marcial un arte brutalmente refinado.
En este país más de 150.000 guerreros se enfrentaron en la batalla más numerosa que tuvo lugar en la cuna del sol naciente. La batalla de Sekigahara.
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