El USS Icarus patrullaba el 9 de mayo de 1942 por la costa norteamericana buscando a los temibles lobos germanos que se conocía merodeaban a sus presas por aquellas aguas lejanas.
Cuando todo parecía estar dentro de lo normal, y por fortuna aburrido, algo cambió drásticamente, sonar tenía un contacto. La caza había dado comienzo.
La historia se sale de lo corriente por el hecho de que el U-352 fue cazado pero muchos de los supervivientes fueron ametrallados cuando posiblemente ya no representaban amenaza alguna tras haber recibido seis impactos directos en la vela y tener graves daños por las cargas de profundidad, pero un hecho más macabro aún sucedería muchos años después.
En 1975 se encontró el pecio de este buque submarino y los piratas modernos, convertidos en cazatesoros, lo esquilmaron.
Tristemente una tienda de buceo decoró su local con las calaveras y huesos de los marinos sepultados por la mar y la guerra, mostrando así su desprecio por todo aquello que no sea el dinero.
Hoy bajaremos a ese pecio pero cuidado, aún se mantienen en su interior los torpedos sin explosionar y las minas que portaba.
Prudencia en este camposanto explosivo.
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