jueves, marzo 15, 2007

Desperta ferro


Hubo un tiempo en que esas dos palabras sembraban el pánico en las gentes, ese grito que se repetía sin cesar era la señal de que los Almogávares entraban en combate y eso solo podía suponer una lucha sin cuartel y totalmente despiadada que estallaría al grito de ¡Aragón, Aragón! y ¡Sant Jordi!.

Eran tropas mercenarias, hombres aragoneses y catalanes de los pirineos, que luchaban a las ordenes de los reyes de Aragón y que no conocían la palabra piedad tras cientos de años luchando por la supervivencia frente a las partidas moras en sus tierras.

Infantería ligera que marcaba la senda de la historia al resto de infanterías hispanas, las mejores infanterías del mundo para muchos. Golpeaban sus armas contra piedras que portaban al grito de ¡Desperta ferro! y claro que despertaba, en una lluvia de chispas que lo inundaba todo y sembraba el pánico en el enemigo.

Parafraseando a Arturo Pérez Reverte "eran tiempos ajenos al talante, al buen rollito y al diálogo entre civilizaciones" y los almogávares a las órdenes de Roger de Flor pusieron a los turcos mirando a la Meca. Fieles a su rey aún hoy en día, no en vano la corona española ostenta los ducados de Atenas y Neopatria, mantuvieron durante varias generaciones los estandartes aragoneses y catalanes en tierras del oriente, ese es su legado, y son el orgullo de aragoneses, catalanes y españoles.

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